Arquitectura Textil
Las tensomembranas son una rama de la arquitectura textil. Por lo general se trata de estructuras ligeras tensadas que solo tienen rigidez a tracción y que generalmente son pretensadas.
Las estructuras textiles proporcionan amplios cerramientos de gran variedad e interés espacial, requieren mínimos elementos de soporte de estructura "rígida" y proporcionan niveles generales de luz diurna natural muy buenos. Desde el punto de vista de la ingeniería, las estructuras textiles son membranas de espesor constante que en virtud de su forma superficial y de la gran deformidad, son capaces de soportar las cargas que se requieren en el Código Técnico de la Edificación. A la hora de realizar un proyecto de arquitectura textil hay que tener en cuenta tres factores estructurales fundamentales: la elección de la forma superficial, los niveles de pretensado y la deformidad de la superficie, pues las superficies textiles difieren mucho de las estructuras convencionales.
La arquitectura textil puede cubrir las mismas funciones que un edificio convencional, con algunas ventajas que nos permiten augurar un futuro notable a este tipo de estructuras: ofrece una gran imagen estética que se adapta perfectamente a la estructura del edificio, es rápida de fabricar e instalar y se beneficia de los progresos realizados en materiales en los últimos años. Actualmente se instalan principalmente en edificios singulares, aunque poco a poco se va apreciando como una estructura tensada puede conseguir ahorros energéticos considerables, con una estructura muy estética.
La arquitectura textil se puede fabricar tensada o neumática. Las cubiertas neumáticas son las soportadas por aire, ya que el esfuerzo perpendicular se consigue con una sobre presión de aire. Las cubiertas tensadas son las que emplean mástiles, tensores y cables para tensar la tela por sus extremos en direcciones y sentidos opuestos, incluso fuera de plano.
Algunas de las razones de principales que favorecen el empleo de las cubiertas textiles son las siguientes:
- El peso propio inferior a 1 kp/m2 que, junto con la resistencia y flexibilidad del material, permite obtener cubiertas completas extraordinariamente ligeras, sin correas intermedias, de entre 5 y 10 kp/m2
- El coeficiente de transmisión de la luz permite el aprovechamiento de la iluminación natural sin necesidad de recurrir al vidrio, cuya rigidez requiere sobredimensionado
- La puesta en obra es un montaje de elementos prefabricados que se podrán desmontar y reciclar
Hoy en día, las estructuras textiles se encuentran en casi todas las zonas climáticas del mundo y sirven para una gran variedad de funciones. Los materiales que se usan para fabricar estas membranas han cambiado mucho desde sus comienzos, ya ya se pueden encontrar tejidos altamente tecnológicos.
Los materiales comúnmente utilizados en la confección de las membranas reflejan más del 75% de la energía solar incidente, (absorben el 17% y transmiten el 13% de la luz solar incidente), lo cual hace que sean muy eficaces como cubiertas en las zonas templadas, tropicales y áridas. Pero también tienen un buen funcionamiento en zonas templadas, combinados con otros sistemas constructivos. Actualmente, la arquitectura textil ya no se usa exclusivamente para la realización de cubiertas tensadas, sino que comienza a usarse también para cubrir las fachadas de los edificios, cubiertas neumáticas mediante cojines de ETFE. Además, ha llegado al mercado industrial, para la realización de grandes espacios cubiertos, silos de almacenaje, depósitos de gas, etc.
A pesar de que el empleo de los materiales textiles en construcciones ligeras es tan antiguo como la historia de los pueblos trashumantes que lo empleaban en casas provisionales construidas con pieles que cumplieran requisitos de portabilidad, los orígenes de la tecnología constructiva contemporánea de estructuras textiles, encuentra su origen en el siglo XIX.
El empleo de la arquitectura tensada comenzó a ser importante a mediados del siglo XX, cuando se empleó en ciertas partes de Alemania. Uno de los primeros proyectos que hizo popular esta arquitectura se presentó en los edificios de la sede de las Olimpiadas de Múnich celebradas en 1972. La evolución de este tipo de construcciones ha ido pareja a la evolución de los materiales textiles empleados. En Estados Unidos se hizo popular en la tienda montada en La Verne (California) durante los años setenta.
Las primeras obras de arquitectura textil comenzaron a realizarse en 1952, aunque el punto de partida de este nuevo tipo de construcción se puede situar en la construcción del Pabellón Alemán para la Expo de Montreal de 1967, obra proyectada por Frei Otto y Rolf Gutbrod. Este fue un punto de partida radical, tanto arquitectónica como estructuralmente. Con mástiles a diferentes alturas, colgó una red de cables, que concentraban su tensión en lo alto de los mástiles. Había 10.000 m2 de tela de poliéster recubierta de PVC suspendida de la red de cables y tensada para formar la piel del cerramiento. A partir de ese año, la realización de obras de arquitectura textil ha ido en aumento hasta nuestros días, donde el uso de este tipo de construcción está muy extendido.
Hoy la mayoría de los grandes estadios deportivos (un ejemplo es el Millennium Dome) son cubiertos con estructuras tensadas, así como terminales de aeropuertos, circuitos de Fórmula 1 y centros comerciales, con superficies superiores a los 100.000 m2. Este tipo de arquitectura encuentra aplicación en el diseño arquitectónico de edificios, como en el diseño de estructuras en el espacio. Los programas de simulación son muy empleados en las fases de diseño y permiten mejorar las formas. Los avances en innovación en nuevos materiales permiten nuevas estructuras.
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